Cuando la noche
vista los cielos
quiero florecer
de tu lecho.
Y cuando el día
nazca triunfal,
nos acune en la dicha
de nuestro amar.
Quiero el abrazo
que nace de tus brazos,
rodeando mi vida
en la eternidad de la noche.
Y los petalos que adornan
nuestro andar apasionado,
que perfumen la vida
que tu y yo hemos atesorado.
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