No me olviden con el tiempo,
vengan a mi, con la amargura
de su lejana cercanía,
con la esencia de lo que fue.
Cúbranme con su manto
en el frio de la cama vacía,
en la noche inevitable,
báñenme con su abundancia.
Y en los días de intensa lluvia,
entre la neblina de opaca profundidad,
los espero entre mi lento caminar,
entre las nuevas calles pintadas de normalidad.
Siéntense a mi lado entre espacios,
acudan a mi sin permiso,
porque en la presente realidad,
amados recuerdos, son mi inmediata verdad.
La prueba intocable que sé amar,
el escenario aún visible de una obra inolvidable.
Mi caja de pandora por siempre protegida,
mi película favorita aún sin terminar.
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