Maldita traición agridulce,
traición de limón y sal.
Maldito dolor que no hiere ni mata.
Ingrato corazón esclavizado
que perdona y ama a tortura.
Loco amor que anda a tientas en la oscuridad,
a paso lento y adolorido, esperando
siempre el siguiente golpe.
Maldito el afán de no renunciar,
maldita la insistencia de caminar
en la misma dirección
después de cada caída.
Ingenuo corazón que se desangra
en cada latido por dar amor,
maldita serpiente que espera
sólo el latido adecuado para
morder a traición, regar su veneno
y quedarse a presenciar el delirio.
Cómplices el anhelo
y la pasión heridos, apenas
sirven de soporte al alma en
su torpe andar y eterno caminar.
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