Siempre puras,
siempre reales,
las únicas con sentido,
las únicas con dolor.
Él ya anduvo los caminos
mas oscuros, ya conoció
la luz después de la tormenta,
ya se aferro a lo mejor y también a lo peor.
Solo él sabe distinguir
lo que se debe sufrir,
de aquello que nació
para superarse en silencio.
Solamente en él una lagrima es valida,
no siempre coherente, pero siempre real.
Él ya sufrió cosas innecesarias,
tanto que se cansó su alma.
Las lagrimas que el abuelo
aún pueda derramar,
serán siempre verdad,
son puro dolor.
Nunca vanas,
nunca innecesarias,
siempre del dolor más profundo
que ni la experiencia puede sanar.
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