Dulce pensamiento del día,
abrázame al anochecer,
regálame con la luna un verso
que me hable del amor.
Gentil palabra enamorada,
susurra a mi alma el placer
que anhelas en sueños, perdidos
en la lluvia de nuestro insomnio.
Oh, mágico suspiro, no te lleves
la memoria viva de aquella caricia,
que es mía al menos en ese recuerdo,
llévate sólo el aire que no sabe a él.
Inconstante tiempo que te vas dejándole lejos,
escucha la súplica de ésta luna, enamorada
y hambrienta, que no sabe amar más que a él,
concédeme el momento que nos encuentre juntos.
Dulce sentimiento que me embarga y me tortura,
no permitas que le olvide ni un sólo día y que sea
mi voluntad la que alimente mi vida enamorada,
en cada amanecer sin el tacto de su piel.
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