Cuento reflexivo de Jorge Bucay
Un explorador avanza por el camino del valle y se cruza con una hilera de
trabajadores que, uno tras otro, acarrean grandes piedras en sus carretillas.
Los porteadores llegan desde el fondo de la planicie y se pierden en el
polvoriento sendero que sube por la empinada ladera de la montaña.
Sorprendido por tanto despliegue, el explorador se acerca a uno de los
porteadores y le pregunta:
—¿Qué haces?
—¿No lo ves, imbécil? —contesta el hombre—. Transporto piedras en
una carretilla.
El explorador se acerca a un segundo porteador, de aspecto menos huraño
que el primero, y le pregunta:
—¿Qué haces?
—Trabajo llevando estas piedras, para así pagar la educación de mis
hijos.
El explorador se dirige a un tercer porteador, éste parece tener una
pequeña sonrisa dibujada en su cara.
También le pregunta:
—¿Qué haces?
—Mira allí, extranjero, en la montaña. ¿Lo llegas a ver? —le pregunta el
obrero señalando hacia arriba.
Luego sigue:
—Estamos construyendo un templo.
Este es uno de mis cuentos favoritos en mi recorrido por la lectura de terapeuta Jorge Bucay, y es que el mensaje que nos deja es clave al momento de valorar nuestro trabajo día a día, al momento de reflexionar y darnos cuenta que somos parte de algo realmente importante, que nuestra vida vale, nuestra existencia deja huella siempre y de nosotros depende el tipo de huella que dejamos tras nonostros.
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Cuento de Jorge Bucay
Imagen: toffu.com
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