Ahí está tu nombre, contaminando el aire,
ahí está tu existencia rasgando mi estabilidad,
vuelven nuestros momentos inmortales,
revive el ayer que duerme en mi mente.
Se congela mi alma en su andar, con la hiel
de lo que nunca será en nuestras manos.
Quema el llanto que guardan mis ojos
encerrados en la jaula del jamás.
Y aquí estoy yo, rogando al olvido
que no te permita regresar,
cuestionando al tiempo el momento
para los dos, fantasía o realidad.
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