Se besaban con pasión, con la pasión de los amantes, de los enamorados, con la pasión de quienes se desean el uno para el otro. Se besaban cada centímetro, cada beso con más pasión que el anterior, sus labios ardían en deseo, sus manos se posesionaron con caricias del cuerpo del otro, presionando aquellas manos contra su piel, como para no dejarlo ir, para marcar el amor en su cuerpo.
Se dejaban llevar sólo por el deseo de amarse mutuamente, de hacer suyo aquella alma, aquel cuerpo, aquel corazón, aquellos besos, aquel amor.
Para hacer eterno aquel momento, el juego de caricias aleatorias y besos prendidos, el juego de la seducción no terminaba, no dejaban de besarse, tocarse con pasión y acariciarse con el ferviente deseo.
Hasta que llego el momento esperado, cuando el escalofrió llega a la piel y la electricidad recorre todo por dentro, cuando se aman más y por lo tanto se desean más. Los cuerpos se agitaban con entusiasmo, las almas se bañaban en la gloria, los corazones se electrizaban de amor, la piel ardiendo y el sudor brotando… El amor hizo de las suyas nuevamente, el chico y la chica respiraban de él.
Hasta el último momento, cuando el éxtasis llega y los cuerpos se sumergen, cuando la gloria deja de ser sólo una palabra, hasta ese maravilloso momento, los cuerpos descansaron siempre uno sobre el otro, para sentirse uno, dejar claro cuánto se aman y cuanto deseo puede haber en sus almas.
Cuando ya es inevitable se separan, pero aquel abrazo nadie lo quita, ¡¿Quién va a apartar a aquella chica de ese pecho y esos brazos que tanto ama, que tanto admira y desea?! Esas horas eran de ellos, no se permitían dejar de tocar.
Sin más que una sábana blanca sobre aquellos cuerpos desnudos y abrazados, luego de varios besos, durmieron en el amor, soñando con la tranquilidad de despertar juntos y con una sonrisa.
Y así fue, despertaron puntual, como siempre ella primero que él. Le observa un momento y agradece aquel milagro, ve su rostro con amor y se preguntas si podría despertar si lo besa, pero como siempre, lo deja seguir soñando… Luego será de ella, sólo de ella…
Cuando por fin Morfeo se lo devuelve, los besos emergen con la pasión de la noche anterior y el amor multiplicado por dos. Las caricias son intensas y los cuerpos arden, aquellos cuerpos que se desean con tanta fuerza, aquellas almas que se entregan con más fervor.
Se vuelven a amar como antes, como dos enamorados que viven del presente que la vida les ofrece, que viven del amor…
Se amaron nuevamente, para explotar al tiempo y su capacidad, para crear otro recuerdo, para no ahogar más besos… Para entregarse se amaron, se amaron como antes y como siempre, como lo harán nuevamente cuando la vida coordine con el tiempo y el espacio un momento para ellos.
El amor lo conseguirá, el amor los unirá, dos personas que se aman juntas han de estar.
Luego se dicen adiós con la promesa de volverse a ver, con la esperanza de volverse a amar y despertar juntos una vez más.
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