Bendito el día añorado
que te trajo a mi abrazo,
y el tiempo acertado
de este amor afortunado.
Conquistados nuestros días florecen,
en el jardín enamorado que sembramos,
en noches de insomnio y días cautivos
con historias ocultas y amores furtivos.
Yo me pierdo en el mirar de tus ojos brillantes
que arrebatan la luz de un sol deslumbrante,
para ensombrecer este mundo pedante
que claudica a la fuerza de tu amar apasionante.
Y acaricio en versos la realidad latente
para recordar que existo verdaderamente,
pues tu regazo es un mundo distante
donde soy arena en tu inmensidad candente.
Cual tierra prometida nos sonríe la vida
como conquistada por nuestra consigna,
de ser dos enamorados dibujando entre lineas,
todos los senderos de nuestras caricias.
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