4 pasos contra la procrastinación
- No hay nada que salté más alto los muros de procrastinación que la recompensa obtenida por el trabajo que se postergaba.
- Si el miedo es el mecanismo de defensa para mantenerme a salvo, la creatividad es el puente y el impulso que me lleva de ese lugar seguro hacia mis sueños hechos realidad.
Todos quieren ser creadores de ideas inolvidables que los hagan ricos y cambien el mundo, pero pocos encaran a los frenos de su propia mente en su desarrollo creativo. Esta es mi forma de identificarlos y gestionarlos.
La seguridad del miedo: la procrastinación
Es como vivir en una habitación cálida y acogedora las 24 horas del día. Todo el tiempo cómoda, siempre en equilibrio. Sin nada que se salga de control, nada que me desafíe porque mi cerebro me detiene de cualquier tentativa de salir de esa habitación o de traer cualquier invitado a esa paz.
Cuando me llega un nuevo proceso al trabajo que me impone un nuevo aprendizaje, el cerebro de inmediato lo rechaza, me da pereza procrastino.
Cuando me invitan a salir a un lugar nuevo, el cerebro identifica la novedad como peligro, cualquier cosa puede pasar así que da pereza, lo rechazo.
Cuando un proyecto en el que estoy trabajando está a las puertas de volverse realidad, el cerebro anticipa los retos que se acercan con el lanzamiento, alerta de peligro inmediato, me da pereza y procrastino.
Cuando me ofrecen un nuevo puesto en el trabajo o aprender un nuevo skill para futuras oportunidades, el cerebro anticipa el riesgo al fracaso, dice no, me da pereza, me convenzo de que no tengo lo necesario y rechazo.
Mientras rechazo, todo está en aparente equilibrio, todo es tranquilo, pero eso es todo. Nada pasa, nada cambia, nada crece y yo soy la misma.
Si algo de esto te ha pasado, mis 4 pasos contra la procrastinación te van a servir.
La creatividad me impulsa hacia un mundo especial
La energía que enfrenta a esta negativa continua del cerebro y quizá la única capaz de hacerle frente es la creatividad. Lo que yo llamo vibra creativa. Pasa lo siguiente:
Tengo una idea, la escribo, le doy forma. Sé lo que puedo hacer con ella, el impacto que puede tener y el cambio que puede generar en mí y las demás personas. Me entusiasmo, estoy energizada. Sé de lo que soy capaz y me dedico a crearlo. Darle forma. Moldearlo, estoy feliz. Pero sigo en mi habitación segura.
Entonces llega el momento de traerlo al mundo real. Mi cerebro se entera que viene el momento de iniciar cambios. De abrir la puerta de la habitación. Dejar entrar el viento frío traer nuevos invitados y gestionar nuevos retos. Eso es incómodo, busca ocuparse en cosas más placenteras. Entonces me hace ir por un café, buscar esa serie que nunca termine, esa película de la que todos hablan o empezar a leer ese libro que siempre quise leer. Lo que sea mientras no avance en ese camino del cambio. Así llega a su final otro día sin terminar mi proyecto.
¿Te ha pasado algo parecido? Lo que hagas en estos momento determina si tu idea va a nacer o va a quedar en tu lista de pendientes y sueños a realizar.
4 pasos contra la procrastinación
Paso 1: Aleja todos los distractores. Que sea más difícil llegar a ellos. Que amerite muchos pasos ir a por ellos, como poner el teléfono bajo la almohada mientras trabajas en la sala o hacer log out de tus redes sociales para que cada vez quieras entrar tengas que dar el paso de iniciar sesión. Tu mente se la pensará dos veces antes de caer en ese hábito particular.
Paso 2: Concentración. Te sientas y respiras profundamente durante 1 minuto, limpiando tu mente de todo lo que pudiera estar en tus pensamientos. Lo sacas todo y luego piensas en los objetivos de tu idea y tu tarea. A donde te va a llevar, lo que vas a lograr, tu por qué. Luego traes a tu mente los aspectos técnicos que necesitas para la tarea que vas a realizar a continuación.
Cuando sacas todo lo ajeno, te concentras totalmente y te bañas mentalmente en la motivación de tu proyecto traes tu vibra creativa. Así logras que los siguientes 5 minutos sean de provecho. Este es el momento para poner tu playlist de concentración a todo volumen.
Paso 3: 5 minutos de trabajo. Tomas una tarea necesaria para el desarrollo de tu idea, esa que has postergado porque es difícil, lenta o accidentada para tu cerebro. Te obligas a hacerla durante 5 minutos, pero hacerla de verdad. Te desconectas de todo y en concentración profunda hacerla sin parar durante 5 minutos.
Paso 4: ciérralo. Al terminar esos 5 minutos, si le cogiste el hilo y quieres seguir, hacerla solo 5 minutos más para que el cerebro no identifique esa práctica como una trampa y lo puedas repetir más adelante en el día. Si de plano quieres parar después de esos 5 minutos, lo dejas. Pero en cualquier caso debes volver a retomarlo durante el día en bloques pequeños.
Por poco que veas que avanzaste esos 5 minutos, es más de lo que habías avanzado al postergar y procrastinar.
Así vas a conectar con la motivación de tu idea, la vibra creativa que la creó al principio. Porque no hay nada que salté más alto los muros de postergación y la pereza que la recompensa obtenida por el trabajo que te atreviste a realizar. Tus pequeños logros obtenidos de esos bloques de 5 minutos son tu recompensa, el avance de tu idea hacia la realidad.
Así sales de esa habitación y llegas al mundo especial, donde todo puede pasar, las cosas están fuera de tu control pero pasan las cosas más maravillosas. Puedes crear y ser tú.
Fue una mañana fría pero templada hoy en Cartago. La creatividad está despierta, manos a la obra.
Mientras escribo este post escucho Fight song de Rachel Platten
Pdta: Esta es la trampa de la procrastinación
La trampa de la procrastinación es la comodidad, la aparente paz. Lo que nadie te dice es que detrás de esa paz crece el monstruo de tu frustración. El primero en gritar cuando llega la culpa por el pasar del tiempo y tu falta de progreso. Es el asesino de tu autoestima y mentor de tus miedos.
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